¿Para qué jugamos con los equipos de trabajo?

Si bien el juego se asocia a la niñez, por todos los beneficios que trae en la primera infancia, es reconocido que también tiene gran utilidad para jóvenes, adultos y adultos mayores.

Hoy queremos centrarnos en los jóvenes y adultos. Luego de la niñez el rol del juego cambia, pasa de ser un medio para descubrir el mundo, a servirnos como estrategia de acercamiento a nuestros pares. A su vez, a medida que crecemos, jugar queda relegado al asumir nuevas responsabilidades. El juego, al estar muy vinculado al ocio, se sigue tildando de “no productivo” y esto es visto con malos ojos. Sigue latente en nuestro inconsciente la no productividad laboral como algo negativo y por consecuencia, también el juego.

Pero lejos de ese concepto, está demostrado que el juego en cualquier etapa de nuestra vida presenta beneficios, por ejemplo: ayuda al relacionamiento, permite aprendizaje de nuevas habilidades, fomenta la creatividad, libera el estrés, etc. Entendiendo todas sus competencias, es que desde Entre Todos nos enfocamos en su capacidad de potenciador para el desarrollo humano.

Pensándolo dentro del ámbito empresarial, es pertinente para los/las responsables de los grupos humanos, fomentar instancias que generen estos beneficios, tanto de manera grupal como de los integrantes por separado. Esto, además de lo antes mencionado, mejora la calidad laboral que puede brindar una empresa.